lunes, 20 de julio de 2009

Aeropuerto

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El Aeropuerto a pesar de ser un edificio de contrastes, te roba siempre una sonrisa a la salida.


Ir a recibir a alguien querido es una de las alegrias mas lindas de esta vida. En el Aeropuerto, al menos el de Santiago y el de Iquique, los arribos son en el primer piso, por lo tanto si uno va a buscar a alguien que viene llegando, es imposible que algo interrumpa esa dicha.


En cambio la Zona de Embarques es en el piso de más arriba, ahí hay asientos para la espera, como de condenados (casi el purgatorio), y basureros cada 2 metros (para los pañuelitos desechables usados). Las partidas y separaciones son siempre difíciles.

Entonces cuando uno va a dejar a alguien querido, muy querido, tiene por obligación no bajar de inmediato con cara de funeral... ¿quién tiene corazón para echar a perder semejante piso de alegrías, con la pena que le inunda el alma a una?
Y cuando uno pasa por el lado de esas caras tan felices (esos besos, esos abrazos!), es imposible no sonreir, aunque sea con los párpados hinchados.

Es verdad, el Aeropuerto es un lugar de contrastes.

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