martes, 26 de octubre de 2010

Infalible

Esto fue lo que mandé a un concurso de cuentos (donde no me alcanzó ni para mención honrosa), antes ya había escrito algo similar, pero esta es la versión final....como cuento.
Cualquier semejanza con la vida real es solo coincidencia.

INFALIBLE
Estaba oscureciendo y tenía una sola oportunidad de que los guardias no me preguntaran "quién era" ni "para dónde iba". Pasé la garita de los guardias como "Pedro por su casa"… con desplante. De los puros nervios sentí que a media cuadra ya había llamado la atención. Me devolví, para no levantar sospechas, y les dije "buenas, tardes, soy alumna tesista y voy al laboratorio a buscar mi carpeta que se me quedó… ¿tengo que firmar algo?". Eso fue suficiente, con el corazón a mil, y una fingida sonrisa relajada y cordial, no tuve que registrar mi ingreso a la Facultad.
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"Cáncer a un testículo" fue la sentencia para mi primer profesor guía y para mi primera tesis. A penas tenia 20 años y estaba en el último semestre de mi carrera. Había conseguido con grandes esfuerzos adelantar ramos el año anterior para poder tener más despejado el último semestre para dedicarme a los ensayos de la tesis.
Era la primera de tres hermanos y la primera de 23 nietos en egresar de una carrera universitaria. Y no era la mayor. Soñaba con recibir mi título a los 21 años.
"Cáncer a un testículo". 
Ocho meses de Tesis.
Jamás pensé que ese año nuevo sería el primero de varios, donde al levantar mi copa lo único que cruzara por mi cabeza sería recibir mi título al año siguiente.
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Las 4 cuadras se me hicieron eternas, esas cuadras que veía todos los días decenas de veces en el año, ahora esas cuadras eran más largas que nunca… ¡demonios!
Tratando de no verme sospechosa me fijé si había gente, ya estaba bastante fresco o yo estaba muy nerviosa. Resultó que calculé bien la hora… no había nadie en los alrededores. Busqué lo más pausadamente el ventanal que dejé sin pestillo (jamás me dieron llave de las mamparas) y entré como lo había practicado tantas veces. Del Laboratorio sí tenía llave y la copia de la llave de la oficina privada de mi profesor guía, estaba en un llavero al fondo del primer cajón de útiles del Laboratorio. El silencio me dejó tranquila. Prendí los dos computadores y miré mientras por los ventanales cómo se iba el resto de luz a través de los cultivos experimentales, hermoso. Respiré hondo y comencé, si no me resultaba en estos computadores no lo iba a hacer en la oficina del profesor. Pero resultó, revisé cinco veces lo que había hecho y no existían errores.
Saqué la llave del cajón, apagué los computadores, agarré una carpeta cualquiera por si era sorprendida y partí por los pasillos, como caminando por papel de arroz.
El edificio era de un solo piso pero tenía forma de peineta, sub pasillos que llegaban a un pasillo grande y principal que era por dónde yo avanzaba. Estaba en un extremo y tenía que llegar al otro, donde estaban las oficinas de las eminencias de la Facultad. Mi profesor era una eminencia… con fama y experiencia internacional.
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Entonces, me tuve que incluir en una tesis al año siguiente. Como profesor guía tenía al Director del Departamento. Infalible. No estaba sola, tenía compañera tesista. Supuse que eso era bueno.
Me tocaron mediciones continuas por días, que dividimos por turnos, turnos que mi compañera me delegó porque la invitaron a salir, porque le falló la niñera, porque tenía que hacer práctica, o porque sencillamente no apareció. Me tocó, durante un año y medio, ir a buscar a un laboratorio químico cercano, cada semana, soluciones envasadas en 12 bidones de 20 litros cada uno, a pie. Me tocó sortear dos "tomas" de alumnos en la universidad, dos años nuevos más, pelearme a muerte con mi Mamá, irme de la casa, sostenerme a duras penas con la pensión alimenticia que recibía de mi Papá, acostumbrarme que se aprecia más tener al menos 3 cigarros que medio completo italiano.
Me tomó 1 año y 8 meses, más un Curso Post-Título (que con sudor pagué), descubrir que todo lo realizado en la Tesis no servía de nada. Las mediciones con los instrumentos nuevos, con las instrucciones en alemán, que obviamente el profesor tradujo con interpretación libre, estaban mal. Todo mal. O empezábamos de nuevo todo o arriesgábamos un castigo de 6 meses por abandono de tesis.
Me vine a la capital y busqué alero en la mejor universidad estatal, con una eminencia como Profesor Guía... ¡ahora sí que no podía fallar!
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Cuando por fin llegué al último sub pasillo, me di cuenta que había alguien, yo iba a la última oficina. Imposible pasar sin ser vista, en cualquier minuto mi corazón me iba a delatar o me iba a desmayar por falta de oxígeno, ya que casi no respiraba.
Me armé de valor y partí, lento y ultra insegura. Al estar cerca, reconocí a la profesora y por suerte estaba hablando por teléfono… era de esas personas que camina mientras habla. Esperé que se girara y pasé flotando por el frente de su puerta abierta. Mi mano mojaba la llave. La metí en la cerradura… lentito, suavecito y la giré controlando cada músculo del cuerpo. Abrí la puerta leeeeento y empecé a escuchar que la profesora terminaba su conversación. Al entrar lo primero que me golpeó fue el olor a libros, a madera, a oficina vieja, a ácaro culto. Cerré la puerta justo cuando la profesora terminaba de hablar y giré el pestillo. Ella tiene que haber sospechado algo porque salió al pasillo, lo sentí estando detrás de la puerta de rodillas pegada a ella.
Esperé a escuchar si se iba, esperé, esperé y esperé. Se fue. De rodillas me acerqué al escritorio, me costaba ver, ya era de noche. Tenía que memorizar la posición de todo lo que rodeara su computador. Delicadamente giré un poco las persianas para evitar que la luz del monitor encendiera la habitación y se viera por fuera. Vi cómo el guardia de la segunda ronda se retiraba del sector, eso me dio tranquilidad. Tenía que lograr reemplazar unos archivos de hace 2 años atrás. Primero tenía que encontrarlos, anotar las fechas y hora exactas de cada uno. Para luego cambiar la fecha y la hora del computador a esas fechas antiguas, reiniciar, guardar los nuevos archivos que traía en un disquete, reiniciar, devolver la hora y fecha a la actualidad, reiniciar. Eso era por cada grupo de archivos que le entregué a mi profesor en el transcurso de un año. Como ya lo había realizado horas antes en los computadores del Laboratorio, la ejecución se me hizo fluida y rápida.
Al terminar venía el guardia de la tercera ronda, con el computador ya apagado, me quedé de rodillas sin moverme, ahí, sin queriendo pensar en lo que acababa de hacer. Acababa de firmar mi sentencia a muerte o por fin había abierto las puertas al término de una tesis de 2 años y medio… mi tercera tesis.
Cuando el guardia se devolvió pensé que me podía poner de pie… pero mis piernas no las sentía… no me fijé que tanto tiempo de rodillas no sentía los tobillos. Me senté en la alfombra mientras mis piernas volvían a la vida. Me puse a pensar en todos esos días de inmadurez que no presté atención a lo que pasaba con las plantas de mi tesis. Todo por estar ideando en cómo resolver "mi vida amorosa", cómo pedirle al micrero que me lleve por 100, cómo dormir 4 horas luego trabajar en un Pub de 17 a 5, cómo mejorarse sin ir al médico, cómo comer sin gastar más de $300 todos los días, etc. Pensaba en los errores que me habían llevado a llorar delante del profesor de estadística cuando me dijo que los resultados de los datos recogidos por 2 años… no servían de nada. No servían. Pensé en la Rosita, la mejor alumna del grupo de tesistas, cuando me dijo "si Mendel cocinó los datos… ¿porqué tú no?". Pensé en todo lo que había tenido que estudiar por 6 meses para saber qué es lo que tenía que modificar sutilmente en los datos iniciales para que los nuevos resultados sirvieran de algo; sorprendiéndome porque al hacer unos pequeños cambios se abría la posibilidad de tener una diminuta esperanza en mi vida.
Una sola oportunidad. Y ahí me encontraba, haciendo un viaje correctivo en el tiempo a través de archivos en disquetes. Era la única forma de que los nuevos resultados no fueran sospechosos. Seguramente el profesor se sorprendería y mandaría a su ayudante a averiguar si eso estaba correcto o no, es por eso que tenía que cambiar los archivos originales de todos los computadores por donde había paseado mi tesis.
Regresé las persianas a su lugar. Saqué mi disquete. Revisé que todo estuviese en su lugar y partí. La profesora ya se había retirado, el guardia también. Empecé a sentir orgullo, estaba todo resultando a la perfección. Solo quedaba devolverme al Laboratorio a dejar las llaves.
Una carrera de 8 semestres, 3 tesis en 4 años y medio. ¡Tenía que resultar!
Una vez en la micro no dejaba de repasar una y otra vez lo que diría para justificar estos nuevos resultados. Lo había ensayado tantas veces mientras los cocinaba, era imposible que no resultara. Claro que arriesgaba las penas del infierno académico si era sorprendida. Pero quién iba a dudar de los computadores; la exploración de los archivos indicaban la fecha exacta de cuando los entregué. Era un plan infalible. Era imposible que no resultara.
¡Exacto! era imposible, resultó. Revisaron los archivos por una semana. Estaban todos contentos por los nuevos resultados. Redactar la tesis me tomó sólo 4 días. Me titulé.
Meses después, el profesor me presentó a unos colegas extranjeros suyos, diciendo que yo había logrado una tesis brillante. Pero que él aún no tenía claro si yo lo había "hecho leso" o no; y que para ambos casos yo tenía que ser una alumna brillante. Yo era uno de los doce sietes que él había puesto en toda su carrera.
Pero nunca ejercí y nunca le quise contar a nadie porqué.
FIN.

sábado, 23 de octubre de 2010

Caballo Verde

¿Qué es un Caballo Verde? 

Es un Plan.

Pero no un plan cualquiera.

Es un plan que desde un comienzo está destinado a resultar....mal. Es un Plan manoseado por Murphy.

Es un plan de una elaboración rebuscada y compleja, que contiene una cantidad de elementos variables que dejan un margen de error tan amplio que es casi imposible cuantificar.

Distinguir un Caballo Verde propio es muy difícil ya que generalmente una cree que está planificando "del uno". Pero el principal problema es el motivo que da origen a dicha desastrosa planificación.

Un Caballo Verde... es sencillamente una mala idea.

viernes, 22 de octubre de 2010

Mundo cruel

Hoy cierro mi día con un nudo en la garganta y el corazón. Me siento como la peor samaritana del mundo. 

Me explico, hoy después de una buena tarde de laburo nos fuimos donde la hermana de mi Su. Pasadas las 23:30 se les ocurrió pedir sushi del Pub del cuñado de mi misma Su. Me ofrecí para ir a buscarlos. 

A las 23:56 hrs en Colón con Vespucio, recordé que debíamos pasar a la farmacia para unos encargos de mi suegra, que aún no se mejora (razón por la que estamos viviendo en su casa...hasta que se mejore). Llamé a mi Su y confirmado el olvido! luego de cometer una infracción de tránsito me metí a la bomba de bencina adjunta a la Farmacia a punto de cerrar. Entré y compré, en el proceso de pago entra al local un señor que preguntaba por un SAPU en el sector. Los vendedores le dijeron que no, ningún SAPU alrededor. Desconozco la ESTÚPIDA razón que me llevó a no preguntarle "porqué?" al caballero (señor con gorro de lana, bien abrigado y chaquetita reflectora).

Pero ya estaba atrasada para ir a buscar el Sushi y con el local a punto de cerrar, pasé veloz al lado del señor. Al salir me detuve porque me habló mientras tomaba su bicicleta, dijo algo así de si se me ocurría dónde podía ir por ahí mismo, porque llegando a su casa en Peñalolén él sabía que podía encontrar SAPU, pero no sabía si alcanzaba a llegar. La Farmacia cerró. Ahí la imbécil de yo le pregunté que qué necesitaba, y me dijo esas palabras que todavía me torturan y martillan en el corazón: "me mordió un perro en Escuela Militar", acompañando las palabras con el gesto de mostrarme el pantalón completamente rajado a la altura del tobillo. "¡Perro de mierda!" pensé. Le levanté el pantalón y tenía la misma rajadura en la piel que ya estaba inflada como si se hubiese injertado una pelota de tenis. 

Fui tan imbécil y estúpida que inmediatamente pensé que no lo podía ayudar porque a pesar de andar movilizada (con los recursos de poder llevarlo), tenía que ir a buscar el famoso Sushi. Y me imaginé llevándolo a buscar mi tonto encargo, mientras él me esperaba en el vehículo, pasar a dejar el encargo y luego llevarlo a Peñalolén (casi precordillera), y mi cabeza dijo que no era buena idea. Y lo dejé irse pedaleando a penas cuesta arriba por Vespucio, con su pierna pa la cagá. Al subirme al vehículo sintiéndome peste, me di cuenta que ni siquiera atiné a conseguir alcohol o agua oxigenada en la misma Farmacia para al menos amortiguar la infección de la maldita mordida..... ni siquiera.

Se me encogió el corazón.

Fui a buscar los "aquellos" y de regreso lo busqué por la calle para redimirme. 

No lo encontré.

Y todavía tengo esta egoísta pena, que me genera un malestar en el corazón por haber sido tan mala. 

Deseo con toda mi alma que el señor haya llegado a al SAPU de Peñalolén.

Es definitivo... no hay cielo para una mala samaritana como yo.

jueves, 21 de octubre de 2010

Mi verdadero Spiderman

Bueno estas últimas 2 semanas han sido duras. Tanto tiempo "desocupado" con buena salud, que justo cuando tengo mucho trabajo, tuve que hacerlo con la peor gripe del año... terrible. Especialmente porque tuve que soportar la ira de Doña por no haber hecho el debido reposo, tenía razón. Sencillamente no pude dejar la pega botada.

Además para continuar con las celebraciones de Octubre, el sábado mi suegra celebraba su cumpleaños adelantado y el Domingo el sobrino más chiquito de la Su celebraba/n sus 3 años de vida. Esos dos días tenía que trabajar en el Aeródromo de Chacabuco, definitivamente me perdía las celebraciones.

El domingo, al terminar finalmente la actividad para la que llevaba unos 6 días penosos de trabajo, mi jefe me fue a dejar al cumpleaños del sobrino "Pablito". Él dice que soy su mejor amiga. Había preguntado por mi todo el fin de semana.Y llegué sin que él lo esperara.

Me vió y corrió a mis brazos...ay Dios ese pedacito sobre estimulado de ser humano.. "Hola Rochio!!" - "Feliz Cumpleaños Pablito!" - "Feliz Cumpleaños...y mi regalo?". Pucha! yo tenía planeado regalarle un disfraz del Hombre araña a su medida...mini, mini; y entre la pega y el resfrío..no pude. Le dije que no lo andaba trayendo que después se lo daba. Pero resultó que al día siguiente lo volví a ver en el tecito del verdadero cumpleaños de mi suegris. "Y mi regalo?" Demonios! "no lo tengo Pablito, no he ido a mi casa..." - "anda a buscarlo" (simple no?) - "no lo tengo, no me ha llegado" - "pero yo quiero tu regalo..".

Debo aclarar que él no es niño "pedigüeño", es encantador. Y tal vez el saber que aún le faltaba un regalo por recibir, y que además provenía de su mejor amiga, lo impacientaba más. Insistió taaaanto, que a las 20:30 del Lunes le pedí permiso a su madre para que me dejara ir al Super a comprarle un regalo "parche". Por los alrededores de Larraín con Tobalaba no encontré nada, lo que le mostré en el Super era "cheo". En un intento desesperado, tomé un taxi y fuimos a Plaza Egaña (15 min a pie), en todo el trayecto no paró de preguntarme si íbamos a buscar su regalo a mi casa. Una vez en el destino me fije que estaba todo cerrado, me acordé de la Librería a media cuadra de la vereda sur. Crucé Irarrázabal, mientras él en mis brazos se desatornillaba de la risa "deteniendo" los autos con telarañas provenientes de sus muñecas, para que no me atropellaran. 

En la Librería no había nada Spiderman y estaba casi lleno...cerraban a las 22 hrs, eso me daba tiempo de dar vuelta por la esquina para ver si estaba aún la feria (mientras la vocecita me decía "aca ta mi regalo Rochio?"). Al llegar a dicha Feria me encontré con las rejas cerradas y se me escapó una exclamación desesperada de "está cerrado Pablito"... a lo que una voz masculina me dice "pero qué necesita?" y yo respondo ante la mirada de asombro de Pablito.. "un traje del HombreAraña". Él se da vuelta y le pregunta al único puesto que estaba finalmente cerrando... "tenis traje del HombreAraña?"... "Sí si hay".

Pablito, mi mejor amigo no cabía en su emoción y yo no cabía en mi suerte. Pedí el traje más chico, a lo que él reclamó "choy grande".
Mientras esperaba el vuelto, le puse la parte de arriba y la máscara.

En el taxi de regreso no paraba de pedirme trajes de super héroes para su hermano mayor (12 años) y para su amigo imaginario "Fuanpablo". Me excusé explicando que el regalo era de cumpleaños de él y no de los demás. Entendió.

Llegó a la casa de la festejada con su nueva identidad, tuvo que sacarse la máscara 2 veces para aclarar "shoy yo!". 

Era completamente feliz con su disfraz nuevo de bajísima calidad (mal cosido), y de 4 tallas más que él.

Supe que al día siguiente, al despertar, pidió ponerse el traje, salió a comprar con él, jugo todo el día, se arrastró por el piso y pidió dormir como el HombreAraña.. a lo que su madre no le aguantó por cuestiones higiénicas. Para mis adentros, sonreí.

No tengo hijos, no sé si los voy a tener algún día, me encantan los niños, me encantan mis sobrinos postizos, especialmente Pablito porque lo conozco desde que era medio huevo en su madre y medio huevo en su padre. Pero en el fondo me encantaría poder ser la tía preferida de mi verdadero sobrino, ese que tiene una madre de porquería y un padre a veces insípido, con una abuela trabajólica (quien le regalo su primer traje de Spiderman); ese sobrino que no ha salido nunca de Iquique... ni siquiera a Pica, que apenas entiende porqué me ve con suerte una vez al año, que come mal, que soporta un papá que no es suyo y un colegio mediocre, ese sobrino que necesita todo el amor y felicidad que le podría dar su RealOneFun Tía. Ese, mi verdadero Spiderman.